- Los niños son, según la OMS, uno de los grupos más vulnerables a los efectos nocivos del ruido. Entre otros, daña su rendimiento cognitivo y su bienestar. El estruendo empieza a ser combatido desde la escuela, y nosotros hemos empezado en el comedor, instalando un semáforo medidor de decibelios. Cuando los decibelios rebasan el límite, el semáforo se pone rojo avisando a los comensales con un pitido que tienen que bajar la voz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario